“And hey, darling, I hope you’re good tonight…”
Con los cascos puestos y el iPod en su mano derecha, se dirigió a la cama y se echó de espaldas sobre ella.
Cada nota resonaba en su cabeza como un martilleo incesante.
Confusa como estaba, se sumió en sus pensamientos, acompañada por un torbellino de preguntas, aparentemente, sin respuesta.
¿Qué pasaría a partir de ahora? ¿Qué sería de su vida sin la persona más importante presente en ella? ¿De verdad iba a terminar todo, así, de repente?
Mientras todos esos y mucho otros interrogantes se abrían paso por su mente, un profundo sentimiento de tristeza se fue extendiendo desde el centro de su corazón hacia sus extremidades hasta invadirla por completo.
En ese momento, una lágrima resbaló por su mejilla hasta alcanzar el borde de su rostro, desapareciendo por la curva de su cuello.
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